Entrada previa: The Other Side. Reglamento. Primera Parte.
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The Other Side. Reglamento
Segunda Parte. Las facciones de la Tierra.
Con la llegada del Hombre Ardiente, las naciones de la Tierra se han lanzado a una apresurada carrera armamentística por defenderse de cualquier amenaza sobrenatural, pero también de naciones rivales que vean su oportunidad de imponerse. Con la pérdida del monopolio de Piedras de Alma del Gremio y sus rebeliones en Asia, la paz que impuso la otrora monolítica organización se ha desbaratado, permitiendo a naciones que habían permanecido hasta ahora asfixiadas por su yugo económico, aspirar a expandir sus territorios. Esto no quiere decir que el Gremio esté acabado, simplemente debe jugar como uno más en el mesa, en lugar de ser el crupier que reparte las cartas de una baraja trucada.
En esta entrada repasaremos las tres facciones de la Tierra que entran en liza en el reglamento. Dos de ellas son facciones mayores, Abyssinia y el Imperio Inglés (me niego a traducirlo de forma literal como el Imperio Real, demasiado cursi), siendo la restante el Gremio de Mercaderes, que actúa como "facción menor" que se puede incorporar a las otras dos. A lo largo de los libros de la Segunda Edición de Malifaux hemos tenido alguna que otra mención de ambas naciones, pero solo ahora tenemos su Historia narrada para nosotros. Cada facción tiene un apartado contándonos su pasado, el listado de sus modelos y un relato, así que hay mucho que desgranar. En cuanto a las unidades, muchas de ellas son autoexplicativas, por lo que no veo necesario dar muchos detalles mas allá de los personajes especiales, pero estos aparecen en los relatos de facción, de manera que podría mencionar quiénes son cuando cubra esos relatos.
Abyssinia
Escrito por Christopher Gorham Wadsworth
Es muy fácil pensar que Abyssinia es una reminiscencia de Wakanda, de Marvel Comics, por su origen tan similar. Ambos son países africanos que han conseguido un gran avance tecnológico gracias a un material extraterrestre que expande su conocimiento científico, adelantando el país con respecto al resto del mundo, pero hay diferencias clave que separan a ambos. En primer lugar porque Abyssinia es un nombre real, es el exónimo por el se llama al Imperio Etíope. En segundo lugar está la fecha.
Abyssinia es una nación crucial en la Tierra porque es uno de los mayores cambios con respecto a nuestra Historia, reescribiendo por completo la colonización africana por parte de las potencias europeas. El país domina el centro del continente africano desde su capital en Gondar, en la actual Etiopía, extendiéndose desde el cuerno de África hasta el golfo de Guinea ocupando territorios del Congo, Sudan, Chad, Nigeria y Tanzania, poseyendo todo el Gran Rift Valley y fortificaciones en Yemen desde donde que vigilar la entrada al Mar Rojo. Como ya he comentado, Abyssina es un nombre que se refiere al Imperio Etíope, cosa muy adecuada en el contexto que nos ocupa porque son exactamente eso, un imperio expansionista que ha avanzado tanto gracias a su inversión en investigación y desarrollo, y aspira a conquistar todavía más. Gran parte de este desarrollo ha sido gracias a que un portal a Malifaux se abrió durante un tiempo en Etiopia, permitiendo a sus habitantes acceder a las Piedras de Alma más de cien años antes de que el Concilio creara la Brecha en Santa Fe. Pero si tan importante es esta nación ¿Qué ha estado haciendo todo este tiempo?
El camino de Abyssinia hasta una Revolución Industrial gracias a las Piedras de Alma no ocurrió de la noche a la mañana. El portal que les permitió acceder a este recurso se abrió a mediados del siglo XVII y en un principio las Piedras de Alma fueron tratadas como un recurso mágico que solo unos pocos podían manipular, dando pie a leyendas y mitos de las gentes de la región. Viendo el valor que estas piedras tenían y sus propiedades curativas, no tardaron en convertirse en un tesoro que saquear por los varios caudillos del lugar. A lo largo de las primeras décadas desde su aparición, muchas de las Piedras de Alma se perdieron o fueron destruidas en múltiples conflictos. No fue sino hasta que una poderosa maga llamada Zala logró reunir la mayoría de Piedras restantes, después de someter al resto de caudillos y hechiceros, que podemos empezar a hablar de una nación unida. Las Piedras fueron acumuladas en la Isla Dek, en el Lago Tana, donde se fundó la Universidad de Amara, la mayor institución dedicada al estudio de las propiedades de este mineral aún siglos después de su fundación. En el ocaso de su vida, Zala pidió que su alma fuera a parar a una Piedra de Alma para que incluso en la muerte siguiera sirviendo al progreso de generaciones posteriores, dando pie a una tradición que aún se mantiene en Abyssinia. Aquí, ser absorbido por una Piedra de Alma es un honor.
La Revolución Industrial no se produce hasta finales del Siglo XVIII, casi coincidiendo con la aparición del Concilio, cuando la Universidad de Amara descubre que la energía arcana contenida en las Piedras tarda mucho más en agotarse si en lugar de ser utilizadas para un ritual o un conjuro, son integradas para alimentar una máquina. Cuando el Concilio apareció en Abyssinia para requerir su ayuda en la recuperación de la magia en la Tierra, desestimaron por completo la ciencia que la Universidad de Amara estaba desarrollando, más interesados en los usos más esotéricos de la magia. Tan solo unos pocos estudiantes decidieron unirse al Concilio para participar en la apertura de la Brecha.
El descubrimiento de las Piedras de Alma por parte del resto del mundo horrorizó a los eruditos de Amara, que recordaban el baño de sangre que se había producido en su hogar un siglo y medio atrás. Solo uno de los estudiantes que marchó con el Concilio, cuyo nombre era Iskinder, regresó con vida. Este erudito compartía la preocupación del resto de la Universidad por el estallido de violencia que provocaría este descubrimiento. La Universidad de Amara había nacido para detener las guerras civiles que asolaron su tierra tiempo atrás y ahora estaban anticipándose a la Guerra del Polvo Negro cuando aún faltaba más de una década para su estallido. Ante esta situación, la Universidad llamó a toda la aristocracia de Abyssinia a un encuentro a puerta cerrada, aunque no todos los nobles respondieron a esta llamada. De este encuentro se resolvió que haría falta un cambio político radical, más federalista, implicando un cambio dinástico que diese la vuelta a la política aislacionista del Emperador de aquel entonces.
En una corta guerra civil, los partidarios de Iskinder depusieron al Emperador apoyados por los avances técnicos que la Universidad de Amara y sus asociados podían ofrecer a sus tropas. El Emperador fue exiliado e Iskander se coronó como nuevo Emperador justo a tiempo para hacer frente a las invasiones extranjeras con el estallido de la Guerra del Polvo Negro. Por el norte, Abyssinia tuvo que enfrentarse a italianos, otomanos y egipcios que equivocadamente se pensaron que esta sería una campaña fácil. Desde el sur, la nación se vio asediada por señores de la guerra liderados por el Emperador anterior. A pesar de la brutalidad de la guerra, Abyssinia no solo sobrevivió a ella sino que salió más fuerte y unificada. Tras el conflicto fue capaz de rechazar los intentos del Gremio por apropiarse de sus Piedras de Alma a pesar de sufrir el acoso de piratas y mercenarios financiados por el Gremio en el Mar Rojo y el Golfo de Guinea. Pasaron años antes de que el Gremio asumiera que no iba a poder imponer sus condiciones en el país, convirtiendo a Abyssinia en la primera nación que se resistió al Gremio con éxito, momento a partir del cual, el Gremio trató de normalizar sus relaciones con la gran potencia africana.
En tiempos presentes Abyssinia se alegró de la reapertura de la Brecha si eso hacía que el Gremio pusiera su atención en otra parte y sus relaciones se habían calmado lo suficiente como para intercambios diplomáticos. De cara a la galería, estaban en paz, con el país africano sin ninguna intención de obtener beneficios en Malifaux. En realidad, Abyssinia ha mandado espías al otro lado de la Brecha con tal de detectar cualquier amenaza que el Gremio pudiera utilizar en su favor en un futuro, a menudo camuflados como ingenieros, a veces incluso contratando operativos de fuera del país. La llegada del Hombre Ardiente ha causado la aparición de cultos en el norte de África y los envíos de destacamentos del Gremio por todas partes del globo preocupan enormemente a Abyssinia, que se ha movilizado para asegurar los territorios fronterizos.
Relato: Las Legiones de Zereghi
La historia que da a conocer a los soldados de Abyssinia nos muestra a un ejército profesional e innovador, puntero en cuanto a tecnologías y tácticas al tiempo que es poseedor de un profundo orgullo cultural. También aparecen dos de sus personajes principales para darles espacio, dejarnos que los conozcamos, y tiene detalles interesantes de cómo ha evolucionado la manera de librar una guerra con la tecnología de las Piedras de Alma.
La primera escena la tenemos en una tienda de mando, donde el Príncipe Unathi Zereghi discute con el resto de sus asistentes la estrategia para tomar un fuerte en posesión de la Liga Bereber, una unión de territorios habitados por la etnia bereber que se extiende desde Egipto hasta Marruecos bordeando con la frontera norte de Abyssinia. Es a través de esta frontera que de cuando en cuando surgen grupos de bandidos que acosan las comunidades limítrofes. Con las noticias recientes de lo sucedido en Londres, Abyssinia ha lanzado campañas para asegurar posiciones al norte de África, habiendo asediado ya Libia y ahora están de camino a Túnez. Por el camino, las fuerzas dirigidas por el Príncipe Unathi se han topado con una fortificación que guarnece tropas de la Liga Bereber. Esto no sería un gran obstáculo para las fuerzas de Unathi si no fuera por un problema que los mantiene estancados: de alguna manera los bereberes mantienen un escudo mágico con forma de burbuja entorno al castillo. Después de horas de bombardeo el escudo no ha mostrado ningún signo de debilitamiento, cosa que preocupa enormemente al Príncipe. Ningún grupo de magos podría mantener tanto tiempo un escudo contra semejante presión, de modo que el escudo debe de estar generado por algún tipo de artefacto que aprovecha Piedras de Alma para funcionar. La Liga Bereber no tiene acceso esa clase de tecnología de ninguna manera a menos que alguien se la haya proporcionado. Alguien, sospecha el Príncipe para sus adentros, como el Gremio de Mercaderes. Incluso si pudieran derribar el escudo con semanas de bombardeo, la guarnición bereber le está dando un tiempo precioso a las fuerzas acantonadas en Túnez para fortificar la ciudad, obligando a Abyssinia a librar un largo y sangriento asedio. Que el fuerte caiga es una prioridad, pero para el Príncipe también lo es averiguar cómo la Liga ha accedido a esta tecnología y si el Gremio ha tenido algo que ver. A esto no ayuda que el Gremio haya enviado a una diplomática en calidad de observadora, para vigilar que los intereses y propiedades del Gremio en la región no se ven afectadas, llamada Elga
Vodyanov.
Pasado un rato de discusión, llega a la tienda un enorme soldado embutido en una servoarmadura que porta una lanza fabricada con Piedra de Alma. Su nombre es Yokowo Yemo, un guerrero de Abyssinia cuyo título formal es el Amo del Acero, un honor concedido al soldado que más méritos ha acumulado. Por lo mismo, su experiencia en el campo de batalla es basta, contrastando con la de Unathi, mas bien limitada a ser un consejero de otros generales hasta la fecha. Ambos son amigos desde hace tiempo, una confianza que le permite al Príncipe compartir información con Yokowo que no quiere que el resto de oficiales sepa. Unathi tiene un plan para tomar el fuerte por sus propios medios, llevándose con ello todo el mérito, pero no está dispuesto a permitirse un alto coste en vidas. Para ello, necesitará al Amo del Acero y un pequeño dispositivo de su invención capaz de hacer una burbuja como la de la fortaleza de menor tamaño.
Al amanecer, el plan del Príncipe da comienzo. Unathi camina escoltado a la puerta del fuerte, con una bandera negra para parlamentar con los bereberes. Estos pican el anzuelo, permitiendo que su comandante y una comitiva salgan a encontrarse con el Príncipe. El truco está en que para salir, tienen que bajar el escudo. Además, el fuerte está sobre una elevación con la parte trasera dando a una ladera muy escarpada. Seria una pena si toda la atención de los vigías del fuerte estuviera en el lado incorrecto del fuerte, permitiendo que una pequeña fuerza de élite se acercase a sus muros ahora que el escudo no está...¿verdad? En efecto, Yokowo y un destacamento de la Legión de Acero han logrado escalar la pendiente durante la noche hasta aproximarse tanto como les es posible sin ser detectados. La conversación con la comitiva bereber no tarda mucho en descarrilar y el Príncipe tiene que hacer uso de su escudo y de unos Electrocutores que aguardaban su señal para atacar si fuera necesario. El bombardeo se reanuda y los bereberes creen que están seguros de nuevo tras su escudo, pero para cuando este se ha vuelto a desplegar, el grupo de Yokowo ya ha llegado a la puerta trasera con un Cortador. Tardan muy poco en hacer brecha y la Legión de Acero entra en tropel en la fortaleza, con Yokowo eliminando sin esfuerzo a la oposición. Nidos de ametralladoras son desmantelados uno tras otro sin problema por los soldados de élite, incluso parece que toda la fortaleza podría caer solo por el destacamento que se ha infiltrado, hasta que un torrente de llamas verdes cae sobre los invasores al llegar a un patio interior, creando un lago infernal que se extiende rápidamente. La velocidad de reacción de los soldados de Abyssinia los salva de ser calcinados por un fuego que claramente no es natural. Sobre las murallas, un harapiento mago los mantiene a raya por un buen rato hasta que el Amo del Acero decide que la única manera de escapar es sacrificar el Cortador para estamparlo contra los pilares del patio, creando un puente sobre el lago de llamas. Los Legionarios consiguen avanzar e incluso hieren al mago, que se retira a las cámaras interiores del fuerte. Poco después encuentran el dispositivo que genera el escudo y lo desactivan, permitiendo que el resto del ejército de Abyssinia avance a la fortaleza.
El Príncipe Unathi se ha hecho con la victoria con una cantidad de bajas mínima en un tiempo récord. Ahora que la fortaleza ha sido asegurada, no hay más que esperar a la llegada del Segundo Ejército para avanzar sobre Túnez. A pesar de este éxito le surgen preguntas que quedan sin responder. ¿Cómo los bereberes se hicieron con tecnología tan avanzada? ¿De dónde procede el mago, que ahora se ha rendido con el resto de los defensores y permanece encerrado bajo llave? Y lo más importante ¿Está el Gremio implicado en todo esto? Esa misma tarde ha mandado arrestar a Elga por la sospecha de espionaje, a quien se dispone a interrogar. Entre lágrimas, ella insiste en que no es una espía, que solo actúa como observadora del Gremio para velar por los intereses de sus superiores en las operaciones militares de Abyssinia, pero el mago, que por cierto es de procedencia europea, ha afirmado que ella es una infiltrada. Unathi tiene sus dudas, y va a ver al mago. Incluso entre rejas, el mago es intimidante y espeluznante. De cerca se puede ver que tiene el cuerpo lleno de tatuajes y ha pintarrajeado la habitación con su sangre. Afirma que el Gremio le enseñó a usar la magia, dirigiéndose a Unathi con total cordialidad y educación. Un detalle que me gusta es que Unathi ve que le han roto las manos al mago, algo extraño, pues sus soldados le habían dicho que en todo momento se había mostrado cooperativo y dispuesto a dar toda clase de información de posiciones y movimientos de tropas de los bereberes. Cuando pregunta a los vigilantes de la celda, estos responden que es el procedimiento habitual contra magos, romperles las manos para impedirles conjurar. Es un detalle que me encanta porque en efecto, no puedes desarmar a un mago por los medios habituales, siendo este un método algo necesario. La situación da un vuelco cuando uno de los acompañantes de Unathi se dirige en voz alta a él por su título: Príncipe. En este momento el mago pronuncia unas palabras de poder que lo convierten en una bomba que desintegra a todos los presentes. El Príncipe Unathi solo se libra porque tenía a mano su escudo personal.
Cuando recobra la consciencia, reina el pánico. Por la radio escucha los gritos de auxilio de sus soldados y el sonido de los estallidos y disparos se oye desde las mazmorras del castillo. Cuando sale al patio interior, el Príncipe se encuentra con que el infierno se ha desatado sobre la fortaleza. Literalmente. Un portal se ha abierto en el cielo del que caen humanos enloquecidos, monstruosidades deformes que malamente se asemejan a personas, y una bestia colosal similar a una hidra de piel ardiente: una Gorysche. Los soldados de Abyssinia han sido pillados completamente desprevenidos y no hay una línea de batalla establecida ni posibilidad de coordinarse. Aún así, lo dan todo. Los guerreros de Abyssinia responden con toda la potencia de fuego que tienen a mano y tratan de agruparse como pueden, creando zonas de resistencia donde se defienden hombro con hombro contra una marea incesante de criaturas y dementes, mientras un Acorazado descarga todo su arsenal contra la Gorysche y el Amo del Acero despacha todo lo que se encuentra de por medio. Sin pensárselo dos veces, el Príncipe se echa su arma al hombro y se une a la refriega. Aunque mueren por docenas, las abominaciones son demasiadas y sobrepasarán a las fuerzas de Abyssinia antes o después si no encuentran una manera de cerrar el portal, lo que solo se puede lograr desestabilizándolo de alguna manera. Por suerte para los defensores humanos, Unathi recuerda que existe algo capaz de interferir en el portal: el generador de escudo que usaban los bereberes. Mientras que el Amo de Acero y el Acorazado lidian con la hidra en llamas, el Príncipe se lleva consigo a un grupo de ingenieros a trastear con el generador para que arroje el muro de escudo con otra forma, esta vez como un cono dirigido contra el portal del cielo. La batalla pone al límite a Abyssinia, que debe emplear hasta el último truco tecnológico y táctico que tiene guardado para hacer frente a la marea de monstruos que los arrinconan en cada sala y pasillo del fuerte, hasta que los ingenieros al fin logran desestabilizar el portal y poner fin a la lluvia de criaturas. La Gorysche perece de un certero disparo del cañón gauss del Acorazado, finalizando así el combate. A pesar de haber resistido el embate de estos seres, el Príncipe Unathi tiene ahora todavía más preguntas que antes. La observadora del Gremio ha muerto durante la batalla, el mago también, y sus bajas se cuentan ahora por docenas cuando antes no eran más que un puñado de heridos.
El relato retrocede ahora a un momento del pasado en el que vemos al Príncipe Unathi siendo llamado por su padre, el Emperador Zereghi, un mes antes de la batalla por el fuerte. Resulta que su padre es quien lo ha mandando a liderar sus fuerzas, no solo porque ya es hora de que el Príncipe se ponga al mando del ejército, sino porque entre lo sucedido en Londres unas semanas antes y cierto hallazgo entre las tribus que a veces hace incursiones en el interior de Abyssinia desde el norte, sospecha que el Gremio puede estar tramando algo. Este hallazgo no es otra cosa que copias del libro escrito por Ephraim Wade "Contiones de Rege Flamae", que traducido del latín sería "Discursos del Rey de la Llama". Dicho libro se ha prohibido por todo occidente y también las fuerzas de Abyssinia tienen orden de destruir todas las copias que encuentren, salvo esa, para su estudio. El motivo por el que el Emperador ha mandado a su hijo a una campaña en el norte es descubrir las posibles implicaciones del Gremio en todo lo sucedido, si es posible que estén usando nuevas armas desconocidas para el resto del mundo.
Lo que el Príncipe Unathi se ha encontrado de camino a Túnez es su primer encuentro con los adoradores del Hombre Ardiente. Todo lo que tiene para responder a sus preguntas es un puñado de prisioneros balbuceantes que no hacen más que lanzar alabanzas a su deidad y un libro prohibido, todo en mitad de una campaña territorial. Pronto descubrirá que esta guerra va a sufrir giros aún más siniestros.
El Imperio Inglés
Escrito por Matthew Farrer
Hasta la apertura de la Brecha en 1787, el Imperio Inglés es indistinguible de su contrapartida en el mundo real. Igual que aquí, ha sido una superpotencia naval y comercial con un dominio sobre territorios repartidos por todo el globo, que recibe un golpe de realidad acerca de su aproximación política con las colonias cuando los norteamericanos deciden rebelarse en 1775 y consiguen su independencia. Esto provoca un trauma en la política exterior imperial, que va a invertir en la fundación de agencias de información que entrenen agentes para repartirlos por sus territorios y otros países con tal de adelantarse a los movimientos de posibles revolucionarios o de potencias rivales.
Cuando el Concilio estuvo buscando voluntarios por todo el mundo para devolver la magia a la Tierra, el Imperio Real se aseguró de procurarle practicantes de magia que hicieran las veces de informantes. Gracias a eso descubrieron la existencia de la Brecha antes de que el hallazgo se hiciera público, incentivando al instante esfuerzos de colonización para ocupar el mundo que había al otro lado. Sin embargo esto no fue nada fácil. La Brecha estaba en Santa Fe, que aunque fuera territorio mexicano, los americanos no iban a permitir que se acercase ni un solo buque inglés. La lucha por la independencia todavía era algo muy reciente por lo que el nuevo gobierno estadounidense puso todas las trabas a su disposición para entorpecer la llegada de barcos ingleses. Para cuando llegaron a Malifaux, otras naciones europeas ya habían accedido a la Brecha. Para empeorar aún más las cosas, al Imperio Inglés le fue casi imposible acceder al mercado de las Piedras de Alma por las imposiciones americanas, de manera que muy pocas llegaron a suelo inglés. En los primeros años de esta colonización inicial, el Imperio Inglés se vio al borde de la quiebra económica, teniendo que recurrir incluso a corsarios para robar discretamente cargamentos de este mineral. A nivel industrial no les quedó más remedio que desarrollar una infraestructura que no dependiese de las Piedras de Alma, menos eficiente que la que sus vecinos descubrían gracias a la experimentación arcana. En la mente de la política inglesa, todo esto era una extensión de las consecuencias de una política colonial negligente, de manera que de inmediato reformaron su trato con las colonias de arriba a abajo, otorgando mucha mayor autonomía y libertades a gobiernos coloniales. En este momento, sus dominios se extienden a Australia, Nueva Guinea y unas posesiones muy pequeñas en el Caribe, Asia y el Norte de África. A la larga, una infraestructura no dependiente de las Piedras de Alma les ayudaría a mantenerse a flote cuando la Brecha se cerró, paralizando con ello toda la industria que dependía de ellas en 1797.
El Imperio Inglés fue un jugador secundario en la Guerra del Polvo Negro, entrando en el conflicto en 1805, dos años después de su estallido. Su falta de Piedras de Alma era conocida por todos, logrando así evitar que la guerra se luchara en suelo británico, pero sí vieron peligrar sus colonias, lo que llevó a la nación al conflicto con otras potencias. Por un lado, la defensas de sus posesiones en el Caribe los llevó a choques con los americanos, apoyar a los otomanos hizo que Bulgaria les declarase la guerra y la defensa de sus colonias más lejanas y sus rutas mercantiles se convirtió en la máxima prioridad. Obviando el coste humano, relativamente limitado, el Imperio no tardó en ver que la guerra ponía a prueba su economía. El final de la guerra en 1813 con el surgimiento del Gremio resultó muy conveniente, o eso le pareció al gobierno británico hasta que se descubrió que buena parte de la rama política que fundó el Gremio procedía de la aristocracia inglesa, muy descontenta con la falta de Piedras de Alma de su país. No es de extrañar que la sede inicial del Gremio estuviera en Londres.
Inicialmente, el Imperio Inglés estuvo encantado con la presencia del Gremio en su capital, gracias a esto se habían colocado en el centro del mapa político, ganando una influencia nunca vista, por no mencionar los avances industriales y económicos que el Gremio trajo consigo. Fallaron por completo en ver el lobo bajo la piel de cordero que era realmente el Gremio. Lejos de tener un sentimiento nacionalista, el Gremio era su propia entidad, únicamente preocupado por defender sus propios intereses. No pasó mucho tiempo antes de que la influencia del Gremio se colase en la política inglesa imponiendo un estado policial que subyugó al país. El acto más descarado del Gremio fue el asesinato del Rey Carlos III para imponer su voluntad sobre la monarquía y someter a la población inglesa. El mandato del Gremio permaneció casi incontestable a lo largo de todo el siglo XIX hasta que la Brecha se reabrió en 1897.
La independencia del Imperio Inglés no se llevó a cabo de la noche a la mañana. Tan pronto como el Gremio puso toda su atención en Malifaux, la resistencia a su mandato creció a todos los niveles, político y propagandístico. Más importante aún es que el movimiento Arcanista y el Imperio Real establecieron lazos de inmediato. Fue en parte gracias a la inversión de las cámaras imperiales que los Arcanistas crecieron tan rápido además de obtener un cliente habitual de su red de contrabando. El espionaje inglés dio sus frutos a la hora de financiar la piratería contra navíos del Gremio a otras naciones, gracias a que conocían a la perfección sus rutas comerciales. Entre estos dos elementos, el espionaje y la colaboración con una organización de magos terroristas, el Imperio Real prácticamente libró una guerra contra el Gremio en las sombras, siempre esforzándose por disimular su rastro. Para 1904, sus reservas de Piedras de Alma habían crecido lo suficiente como para declarar su independencia, coincidiendo con la Ley Marcial impuesta por el Gobernador General Herbert Kitchener en Malifaux. Esto obligaría al Gremio a trasladar su sede a Viena. Los dos años que separan la independencia del Imperio Inglés de la aparición del Hombre Ardiente vieron cómo las tensiones entre ellos y el Gremio crecieron, cada uno alimentando rebeliones en las colonias del otro e imponiendo bloqueos en los puertos para tratar de ahogar la economía rival.
En junio de 1906, el Hombre Ardiente desataba el infierno sobre Londres, arrojando a la nación a una guerra abierta contra sus enemigos. Meses después de la Batalla de Londres, todavía hay criaturas merodeando en el subsuelo de la ciudad y el viaje a las colonias por mar se ha vuelto más peligroso que nunca. Habrá que ver cual es el futuro que le depara a la nación, especialmente ahora que los Arcanistas han perdido a su líder y hay monstruos en sus puertas.
Relato: El Fuego de San Pablo
En la entrada que escribí sobre la Batalla de Londres mencioné que un suceso aislado pero devastador fue que todos los dirigibles que se acercaron a la Catedral de San Pablo durante la ofensiva por retomar la ciudad durante el primer día fueron dañados o derribados por un haz de luz que emergía de la torre de la catedral. Esto que tan solo es una nota a pie de página durante la gran batalla, es el eje de esta historia, que la protagoniza uno de los personajes clave de esta facción, Charles Edmonton.
Comenzamos a borde de la IMFS Gracia de Dover, un dirigible que surca el cielo sobre los tejados de Londres. Desde las ventanillas de tiro, algunos soldados discuten sobre qué puede haber pasado y si esto será cosa del Gremio mientras tratan de vislumbrar algo a través de la niebla que se ha tragado la ciudad. Barrios enteros están anegados y algunos edificios están en llamas, pero es imposible distinguir nada con claridad, salvo el Hombre Ardiente, quieto en mitad de la ciudad. En el puente de mando de la nave está el Capitán Charles Edmonton, quien tiene la misión de desplegar su compañía en Paternoster Square como parte de la primera oleada. Tras su nave hay un ala entera de dirigibles, cada uno con docenas de soldados apunto de descender sobre una zona de combate, a luchar contra un enemigo desconocido. Paternoster Square no ha sido elegido por casualidad, está situada en una zona alta de la ciudad llamada Ludgate Hill, donde las aguas no han llegado y sobre la que se construyó la Catedral de San Pablo.
Cuando se aproximan al lugar, una apertura en la niebla permite ver que un gran número de personas está reunido a las puertas de la Catedral. Todos en el puente de la Gracia de Dover están confusos por esta visión, la muchedumbre parece ignorar el caos que hay a su alrededor, como si hubieran acudido a una misa sin importar que el resto del mundo estuviese en ruinas. Edmonton echa mano de su fusil, un SM Lee Enfield Mark III que usa como arma de precisión para observar de cerca lo que está pasando. La gente a las puertas de la catedral se compone de personas de todos los estratos sociales, hay incluso un miembro de la Royal Guard entre ellos. No fiándose de lo que ven sus ojos, Edmonton saca de su bolsillo un monóculo especial. Esta es una lente fabricada para actuar como un acoplamiento de su fusil que le permite ver cosas invisibles al ojo humano, como criaturas mágicas. Se alude a que en una ocasión, Charles vio a un mímico en la Tierra a través de ella. Cuando observa a la muchedumbre a través de la lente, todos ellos parecen estar ardiendo, unidos por largas hileras de fuego que los atan como una cuadrícula llameante. Al mirar a la catedral, es capaz de distinguir una figura humanoide a través de los muros, que brilla como un segundo sol. En ese instante la silueta parece girarse y estar viéndole a través de las paredes como Charles la está viendo a ella. Segundos después, la torre de la catedral empieza a brillar y el fulgor envuelve el Gracia de Dover.
En la barcaza del dirigible de pronto cunde el pánico. De las paredes y el techo emergen portales de pequeño tamaño de los que surgen masas informes de carne, tentáculos, garras, bocas y ojos repartidos sin orden ni concierto que se ceban con los tripulantes. Los portales provocan daños en la nave al destruir mecanismos clave y rasgar la tela del globo, con lo que empieza su brusco descenso sobre la ciudad. En el choque, la barcaza termina clavada en la torre norte de Tower Bridge. Los soldados que han sobrevivido a la escabechina salen de la barcaza a toda prisa antes de que lo que queda del dirigible caiga sobre el Támesis, descendiendo sobre un tejado poco estable. De inmediato, algunos soldados que están sobre la torre son mutilados cuando saltan sobre ellos pequeñas criaturas aladas. Sin pensárselo dos veces, los supervivientes disparan a cualquier cosa que se mueva en la niebla y los monstruos parecen captar la idea de que no están en el menú. Edmonton ve que no solo ha sido su nave la que ha sido derribada, otros dirigibles son alcanzados por la luz que emerge de la catedral y son derribadas o tienen que aterrizar con daños visibles desde la distancia. De su tripulación solo quedan él y un puñado de soldados, con tres kilómetros que los separan del punto de descenso de las naves.
A partir de este punto, el relato es un viaje por territorio hostil a medida que Edmonton y su grupo se van encontrando con las diferentes abominaciones que componen las Hordas Gorgojeantes, es un relato que tiene que ver menos con la ficción militar y más con la lucha por la supervivencia. En cada pequeño encuentro, Edmonton da muestras de su personalidad, un líder frío y calculador dispuesto a ejecutar tácticas que implican un riesgo para sus soldados, a la vez que confía en ellos para salir victoriosos. No los sacrifica inútilmente, sencillamente actúa con la mentalidad de "la misión ante todo", con un aire tranquilo para pensar en la mejor táctica de forma meditada incluso bajo presión.
Consiguen salir del puente gracias a que un barco pasa por ahí buscando supervivientes entre los restos del dirigible y gracias al testimonio de la capitán, Edmonton y su grupo descubren todo lo sucedido en la catástrofe. Los portales de donde han surgido los monstruos, la noche de devastación por la que ha pasado Londres, el comportamiento de los engendros, que actúan mas como depredadores que como un ejército...el descubrimiento de que se enfrentan a una amenaza que ni siquiera es humana y cuya causa es casi desconocida cae como un jarro de agua fría a los soldados ingleses, que poco a poco van cayendo víctimas de un enemigo para el que no les han entrenado. Por muy profesionales que sean, tienen todas las de perder, solos y aislados en un territorio que ahora mismo es hostil.
De camino a Paternoster Square, Edmonton y su grupo contemplan desde la distancia que el gentío que estaba a las puertas de San Pablo no se ha movido de ahí. La capitán les dice que son los llamados "Quebrados", personas que perdieron la cordura a lo largo de los días que el Hombre Ardiente pasó en lo alto sobre Londres. Sea lo que sea lo que esté atacando las naves inglesas, está en el interior de la catedral, y deben acabar con él. La única manera de pasar es crear una distracción que disperse a la gente de la entrada para que un grupo entre y atraiga al individuo que Charles vio a través de su lente, lo justo para que se acerque a una de las ventanas. Charles tomará posición en un edificio cercano para dispararle a través de la ventana en cuanto asome su cabeza.
Aunque a los soldados que quedan les duele en el alma disparar contra ciudadanos ingleses, los Quebrados no muestran ningún titubeo en perseguirlos para descuartizarlos. El engaño funciona a la perfección y la muchedumbre persigue a unos pocos soldados mientras otro par se mete en San Pablo para enfrentarse al conjurador. El interior de la Catedral ha sido saqueado por completo, con todas las imágenes religiosas retorcidas para mostrar de alguna manera al Hombre Ardiente. El techo es un amasijo de portales que muestran un caleidoscopio de lugares de otra dimensión: desiertos, tundras, cielos nocturnos y un enorme ojo que ocupa todo un portal para él, solo son solo algunas de las cosas que se ven a través de ellos. El mago en cuestión parece una parodia de obispo, recibiéndoles como si fueran feligreses. Los soldados no dudan en dispararle pero las balas entran y salen por portales que puede crear sin dificultad. Sus poderes simplemente son demasiado para los soldados, que mueren de formas horripilantes. Desde el tejado en el que está apostado, Charles ve que no podrá hacerle nada con un disparo normal, de manera que carga un proyectil especial: una Piedra de Alma cortada para ser usada como una bala, un truco que según tiene entendido, lo inventó cierta familia de Malifaux llamados los Ortega. La bala entra limpiamente en la cabeza del falso obispo, que aún tiene tiempo de dar una última amenaza del poder que se cierne sobre todos antes de morir.
La segunda oleada de dirigibles llega a Paternoster Square sin problemas y cientos de soldados empiezan a desplegar su armamento para cubrir todas las entradas a la plaza. Charles se reúne con el Capitán Trent para informar de lo sucedido y dar nuevas directrices de inmediato con las que combatir a las Hordas Gorgojeantes. Apenas ha estado un par de horas en la zona de combate, suficiente para tener una experiencia de aquello a lo que se enfrentan. A pesar de su entereza, por dentro está agotado. Sabe la titánica tarea que tienen por delante para retomar la ciudad.
El Gremio de Mercaderes
Escrito por Mason Crawford
Siendo un viejo conocido de Malifaux, el Gremio en The Other Side es lo contrario a lo que se muestra al otro lado de la Brecha. En Malifaux son el poder, quien dictamina la justicia y posee la autoridad. En la Tierra ha sido la mayor potencia económica que ha visto la humanidad a lo largo de todo el Siglo XIX, solo para desplomarse en la década que la Brecha lleva reabierta. En este momento, el Gremio es una sombra de lo que ha sido, pero incluso en este estado es una entidad a tener en cuenta tras haber acumulado una influencia inmensurable a lo largo de a mayor parte de un siglo. Para ver su historia al completo y con detalle ya existe una entrada dedicada a eso en este blog, aquí me voy a limitar a resumir la información expuesta.
El nacimiento del Gremio como tal no se dio hasta mediados de la Guerra del Polvo Negro. Antes del conflicto, muchas cábalas de magos ansiaban los logros que habían alcanzado los miembros del Concilio al haber abierto la Brecha, tanto en influencia política como en puro poder arcano. Durante años estuvieron planeando maneras de acabar con sus miembros mediante conspiraciones que socavasen su poder o los dirigiese unos contra otros, un problema que se resolvió por sí solo cuando la Brecha se cerró con los miembros del Concilio al otro lado. La Guerra del Polvo Negro fue para estas cábalas una oportunidad de aumentar su influencia manipulando los gobiernos del mundo para dirigir sus campañas y esfuerzos políticos inadvertidamente contra otras sectas mágicas, pero muchos de estos grupos terminaron por disolverse, ya sea porque fueron descubiertos, por muertes en batalla, o porque otra cábala les supero. El grupo que más tarde se bautizaría como el Gremio de Mercaderes estaba compuesto por ex-miembros de otras cábalas que llevaron a cabo un nuevo procedimiento a la hora de ganar influencia durante la guerra. En lugar de recurrir a artimañas mágicas, usaron su conocimiento para invertir en una industria armamentística que produjera armas más modernas, atrayendo políticos de varias naciones y banqueros de las cajas de Europa en su conspiración. En la segunda mitad de la guerra, esta cábala se convirtió en la más fuerte con amplia diferencia, absorbiendo o eliminando a todos los competidores que tratasen de imitar su trabajo. Para 1813 se dieron a conocer públicamente como el Gremio de Mercaderes, una entidad dispuesta a regular el comercio de Piedras de Alma, haciendo con ello de intermediarios entre unas naciones muy agotadas después de once años de conflicto.
Nadie creyó que una entidad bancaria pudiera hacerse con el dominio mundial. Con el monopolio del comercio de Piedras de Alma en su mano, el siguiente paso del Gremio fue imponer sus demandas políticas por todo el mundo. Su primera oportunidad para demostrar su poder llegó con el alzamiento de Napoleón Bonaparte, que depuso al monarca francés y organizó un ejército para llevar a cabo la conquista de Europa con las Piedras de Alma que requisó de las cámaras del Gremio en Francia. El Gremio exigió a las naciones europeas la formación de un ejército inmediatamente para pararle los pies, asesinando a todos aquellos políticos y aristócratas que se les opusieron. Con un ejército bajo su mando y un enorme cargamento de Piedras de Alma, el Gremio destruyó por completo el ejército francés en Waterloo, tras lo que seguirían los Pactos de Bourbon, donde el Gremio decretó las condiciones de la rendición para Francia. A lo largo del resto del siglo, más asesinatos políticos asegurarían el dominio de la organización por toda Europa y luego Asia y Suramérica, creando varios oligopolios económicos en nuevas industrias patentadas por ellos mismos y redes comerciales que se extendían por todo el planeta.
La decadencia del Gremio llegó de manera repentina, si bien antes del desplome de su autoridad ya arrastraba algunos problemas crónicos. El control de Asia mediante una ocupación militar de la India y los Tres Reinos era un problema constante y la incapacidad del Gobernador General de Malifaux Herbert Kitchener no ayudaba, pero estos eran problemas con los que podían lidiar. El verdadero golpe llegó en 1904 con la imposición de la Ley Marcial en Malifaux, que detuvo el tráfico ferroviario a la Tierra y con ello, los envíos de Piedras de Alma. El pánico se extendió en la Tierra ante la perspectiva de que se repitiera el desastre de cien años antes. Justo en ese instante, el Imperio Inglés hizo lo que nadie creía posible: declarar su independencia del Gremio. Con ello, reclamó el retorno de todas las tropas que la tiránica organización estaba manteniendo en Asia, dejando su infraestructura militar incapaz de sofocar las rebeliones de la región. A pesar de las exigencias del Gremio y los intentos por arruinar a los ingleses, estos lograron prosperar sin el Gremio, lo que llevó a que Rusia y el Imperio Otomano exigiesen mejores tratados comerciales, cosa a la que el Gremio no habría aceptado en cualquier otra circunstancia. Con su dominio militar cercenado y el monopolio perdido, el Gremio veía peligrar su dominio mundial por primera vez en mucho tiempo. Entonces llegó el Hombre Ardiente y puso todo patas arriba. El ritual fallido del Gobernador General Kitchener hizo que se tambalease el poder del Gremio en Malifaux durante unos meses y el resto del mundo sufrió el desastre que supondría el nacimiento de un dios enloquecido. El terremoto de San Francisco y la Batalla de Londres solo fueron el comienzo de una guerra por la supervivencia de la humanidad. De puertas para afuera, una nueva demanda armamentística es algo con lo que el Gremio se frota las manos. De puertas para adentro, necesita encontrar una solución a esta situación si no quieren que la raza humana desaparezca devorada por amenazas que apenas comprende.
Relato: el Concilio de Minerva
Este relato es más breve y concentrado que los anteriores, con mucha construcción de un personaje muy concreto en un momento clave en la Historia del Gremio. Nos situamos en Viena, nada mas y nada menos que en la sede de poder del Gremio de Mercaderes, después de que fueran expulsados de Londres. Un empleado llamado Alwin Parcelmont va a ser nuestro narrador, quien tiene que atender a una importante llegada a Viena, una miembro del Concilio de Minerva, que es la cúpula del Gremio de Mercaderes, una Condesa de Valencia llamada Beatriu
Augusti i Raquela Garcia. Vemos al pobre diablo repasar la pronunciación una y otra vez para no meter la pata nada mas empezar, pero cuando tiene que ir a recibir a la aristócrata, se encuentra con que otra persona ha ocupado su lugar: su nuera, Jacinta
Guillem i Roser García. Resulta que sin avisar en absoluto, esta mujer ha emparedado a su suegra, a su marido, y ha heredado el título y propiedades, junto con el asiento que le corresponde en el Concilio de Minerva. Este personaje es clave a lo largo del relato y el que recibe mayor construcción. La Condesa Jacinta es una mujer promiscua, descarada, poco dada a los ademanes nobiliarios y que parece tomarse todo como un juego. Durante su primera visita a la sede del Gremio, los adornos más lujosos atraen su atención, mientras que los más macabros la aburren. Antes de la reunión formal con el resto de miembros del Concilio, Jacinta tiene tiempo de tomarse un té con otro miembro, un banquero alemán llamado Mattias Steuben. En su conversación, ella se burla de la idea de "paz del Gremio" que el banquero insiste en defender, sacando a relucir algunas de las actuaciones más oscuras de la organización: la India, los Tres Reinos, los pogromos en Rusia y los recientes sucesos de Londres. Más temprano que tarde, Alwin adivina que la nueva Condesa de Valencia no es de cuna noble, sino alguien infinitamente más peligrosa que una mera aristócrata.
Después de su acalorada discusión, que ella no parecía tomarse en serio, acuden al hemiciclo donde se reúne el Concilio de Minerva. La sala es descrita con detalle, destacando un enorme cráneo de carnero cubierto de Piedras de Alma, concretamente cinco mil setecientas noventa y siete, una por cada día de la Guerra del Polvo Negro, todas ellas cargadas (en realidad hay bastantes más que una Piedra por cada día durante once años). Dicho de otra manera, las almas de miles de personas adornan la sala donde se reúne la cúpula de la organización más poderosa del mundo.
La Magister, quien es elegida como portavoz del Concilio entre sus miembros y arbitra sus discusiones, ocupa su puesto en el estrado, una mujer llamada Andrea Van Asch. Las discusiones del día giran entorno a la hecatombe en Londres y en cómo van a lidiar a nivel diplomático con ello. No tardamos en ver que los tres grupos que conforman el Concilio de Minerva, banqueros, nobles y magos, discuten tanto unos con otros como entre sí mismos. Todo esto a Jacinta parece importarle más bien poco hasta que uno de los magos pide la palabra. Este es Phillip Cromwell, a quien el Gremio había enviado para eliminar al Hombre Ardiente, sin mucho éxito. El tal Cromwell camina hasta el centro de la sala, aparentemente borracho, y da un discurso sobre que todos deberían unirse al Hombre Ardiente. Cuando están apunto de echarle de la sala, Jacinta percibe una extraña energía creciendo en él y avisa a Alwin de que no se separe de ella. Los miembros de la sala solo tienen unos instantes para ponerse a cubierto antes de que Cromwell inunde en llamas toda la estancia, sacrificándose en un atentado suicida contra los dirigentes del Gremio.
Cuando es capaz de ver el resultado de la atrocidad, Alwin se encuentra con que la sala ha sido destrozada. Del cadáver de Cromwell solo queda una mancha humeante y tanto el grupo de nobles como el de banqueros ha sido erradicado, junto con la Magister. Solo unos pocos están vivos, aunque en un estado tan lamentable que es mejor sacarlos de su miseria de un tiro. Los magos han sobrevivido gracias a barreras mágicas que pudieron levantar antes del estallido. Solo una persona de los otros grupos sigue con vida: la Condesa Jacinta, que "casualmente" sabía lo justo de defensas mágicas como para protegerse usando las Piedras de Alma que lleva engastadas en sus pendientes. Jacinta predice, acertadamente, que los magos elegirán ahora a un nuevo Magister, antes de reclutar a los nuevos banqueros y aristócratas para rellenar los asientos vacíos, a la única persona que queda de otro grupo para quitarse de en medio la única oposición que les queda: ella misma, algo con lo que parece encantada. Alwin le pregunta cómo es que ella sabía que Cromwell iba a atentar contra el resto del Concilio, una pregunta que ella decide esquivar. Si algo hemos aprendido en este blog es que rara vez las cosas ocurren por casualidad, así que es muy curioso que alguien llegue a Viena a tomar su asiento en el Concilio justo el día en el que habrá un atentado que provocará su ascenso inmediato en el Gremio de Mercaderes ¿no es así?
Como nota final: resulta que el autor de este blog, aquí presente, es de Valencia y principalmente coleccionista del Gremio. Que la líder del Gremio también haya resultado ser de Valencia es...Wyrd en su estado más puro.
Para la siguiente entrada, ya la Tercera Parte del Reglamento, serán las facciones de Malifaux las protagonistas.



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