domingo, 17 de octubre de 2021

The Other Side. Reglamento. Tercera parte.

 Entrada previa: The Other Side. Reglamento. Segunda parte.

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The Other Side. Reglamento

Segunda Parte. Las facciones de Malifaux.


Lo primero que hay que entender de las facciones compuestas por los monstruos de otra dimensión es que no tienen una larga historia detrás de ellas. Aunque las criaturas que engrosan sus filas y los poderes que manipulan son antiguos, las facciones más grandes existen en esta guerra por la acción del Hombre Ardiente, mientras que la más pequeña, la denominada Corte de Dos, está conformada por seres provenientes de Malifaux que llevan mucho tiempo en nuestro mundo, aunque solo ahora han empezado a actuar con mayor agresividad. En esta entrada nos encontraremos con que la información que se nos da, trata de explorar la naturaleza de estas facciones antes que su pasado, además de ofrecer sus respectivos relatos, aunque yo, como de costumbre, he preferido centrarme en su Historia.


Por un lado tenemos el Culto del Hombre Ardiente, un amalgama de humanos enloquecidos y mutantes que han caído presa de su influencia y lo adoran como a un dios, además de las aberraciones que son capaces de invocar. Recordando que el Hombre Ardiente como tal es una entidad de la que ni siquiera podemos decir si es consciente o no de lo que pasa a su alrededor, este Culto es más un fenómeno espontáneo que una gran estructura organizada, no por ello menos destructivo. Luego están las Hordas Gorgojeantes, habitantes de los mares inexplorados de Malifaux, que han llegado a la Tierra por accidente y rápidamente se han convertido en una plaga para la humanidad, también por culpa de los portales abiertos por el Hombre Ardiente. Pero la facción más insidiosa y organizada es también la menos representada, un pequeño grupo de Neverborns que llevan conspirando durante algún tiempo en la Tierra, para dominarla poco a poco desde las sombras. Ahora, con la magia desatada sobre este mundo, van a poder llevar a cabo planes mucho más ambiciosos: la Corte de Dos.

El Culto del Hombre Ardiente

Escrito por N.A. Wolf

El Culto del Hombre Ardiente no nació cuando Londres fue arrasada, al contrario, ya existían creyentes antes de la aparición en los cielos de esta entidad. ¿Pero cómo es esto posible? Bueno, primero que nada habría que mencionar de nuevo el origen del Hombre Ardiente. Este ser no es un dios antiguo ni un monarca de otra dimensión, es el producto de un experimento fallido. En 1902, el Gobernador General del Gremio en Malifaux, Herbert Kitchener, fue afectado por el Evento (un pulso mágico que recorrió todo Malifaux), revelando que poseía un poder mágico propio. Desde ese momento empezó a conspirar con algunos allegados para tratar de convertirse en una criatura de gran poder, un ente semi divino que en Malifaux se conoce como Tirano. Se haría llamar Mandato, y con su nueva forma, podría dominar el nuevo mundo. En mayo de1906, tras muchos preparativos, llevó a cabo la parte final del ritual sin saber que una facción rival al Gremio había saboteado los componentes necesarios, para que canalizasen más energía mágica de la que Kitchener era capaz de absorber. El cuerpo del Gobernador se convirtió en un vórtice arcano que atrajo sobre sí el espíritu de otra criatura de enorme poder, el Tirano de nombre Cherufe, después de que este hubiera pasado años encerrado en el cuerpo de una Cazadora de Brujas llamada Sonnia Criid. De la fusión de Cherufe y el pozo mágico en el que se había transformado el Gobernador General, nació el Hombre Ardiente, dejando una marca en el cosmos que viajó en el espacio y en el tiempo, apareciéndose en la Tierra por primera vez en abril de ese mismo año, en San Francisco, así como en sueños de personas alrededor del mundo años antes de su nacimiento.


Que el Hombre Ardiente apareciera por primera vez retrocediendo en el tiempo en esa fecha en concreto no es casualidad; en Malifaux, durante el mes de abril, el Gobernador General había llevado a cabo una parte importante de su ritual en el pueblo de Sunbeam; dicho ritual tuvo un "eco" en la Tierra, de tal manera que hizo de ancla al Hombre Ardiente para que se manifestase en aquel momento. En cuanto a las visiones que recibieron algunas personas de la Tierra sobre lo que estaba por venir, las fechas seguramente coincidirían con el momento en el que el Evento sacudió al Gobernador General en 1902. La persona que se vio más afectada por estas visiones fue un aristócrata llamado Ephraim Wade.

Que ya hubiesen señales de su advenimiento es un indicativo de que su nacimiento ya estaba escrito como un futuro posible años atrás. Es cuanto menos sorprendente que ninguno de los grandes videntes de Malifaux como Eurípides o Zoraida no vieran venir el desastre que venia anunciándose. ¿Habría sido posible impedir su creación? Según las reglas del viaje en el tiempo de Malifaux, sí, lo cual hace que su llegada sea todavía más trágica.

El nacimiento de la Iglesia del Hombre Ardiente comienza con las visiones de Ephraim Wade, quien enloquece sin remedio. Recluido en su casa y viviendo de la comida que sus sirvientes le pasan bajo la puerta sin atreverse a verle, estudia sus visiones hasta que asume que es el profeta de un nuevo dios, uno que traerá el fin del mundo purgando la Tierra en un fuego purificador del que solo los creyentes se salvarán. Su primer discurso en la iglesia de St. Mary-le-Bow termina con él siendo detenido por escándalo público, sin embargo, logra despertar la curiosidad en muchos de los asistentes. Después de ganar cierta notoriedad, recorre Inglaterra pregonando su mensaje apocalíptico y escribe Contiones de Rege Flamae, recogiendo sus visiones del Hombre Ardiente e imbuyendo el texto con magia propia. El culto crece poco a poco, cosa que las autoridades inglesas no pueden detener por falta de pruebas de delitos criminales. Muchas son las redadas que se hacen contra las reuniones del culto, pero en ninguna ocasión encuentran que se haya cometido crimen alguno, además de que los cultistas siempre reciben a las autoridades con los brazos abiertos. Esto es, hasta la noche de Fin de Año de 1902 en la que Wade y más de tres mil seguidores acudieron en procesión a Londres para anunciar que este no era un día de celebración sino de arrepentimiento, pues el fin del mundo estaba cerca. Llena de fervor religioso, la multitud provocó disturbios en la ciudad que se saldaron con cientos de muertos. La policía se movilizó para detener a Wade y su círculo interior, sentenciándolo a cadena perpetua. Sin embargo, Ephraim Wade fue destinado a una celda donde sería interrogado por el Grupo de Operaciones Especiales de la Oficina de Casos Extraordinarios. Durante los años que transcurren hasta la llegada del Hombre Ardiente, sus interrogatorios envenenan la mente de los miembros de la agencia hasta que, con la aparición de su dios sobre los cielos de Londres, los agentes de Operaciones Especiales contemplan la transformación de Wade en la criatura que es a día de hoy: Adeodatos. Inmediatamente lo liberan, aliándose con el culto. 

El nacimiento del Hombre Ardiente no solo ha afectado a Londres y San Francisco. Allá donde va, grupos sectarios y mutaciones emergen sin control. El Culto del Hombre Ardiente no se limita a los seguidores de Inglaterra, sino que abarca un conjunto de sectas que han aparecido de la nada por la pura presencia del Hombre Ardiente con distintos nombres pero un mismo dios al que adorar. En San Francisco nacieron los Remanentes del Cuarto Sol, creyendo que el Hombre Ardiente era el dios del sol azteca Huitzilopochtli. En Egipto, los Seguidores de Ra trataron de aprovechar la pirámide de Gizeh como punto focal de un ritual que abriría un portal que arrasaría toda la región, cosa que impidió el Gremio teniendo que dinamitar la pirámide por completo. Sin importar el lugar, los efectos de la presencia del Hombre Ardiente siempre son los mismos, provocando adoración y mutación, además de los portales que escupen monstruos al azar. Algunos de los creyentes afectados son capaces de manipular magia como si fuera un talento natural, abriendo portales de un lugar a otro de la Tierra para extender la palabra de su dios rápidamente mientras que otros son gustosamente convertidos en aberraciones retorcidas, inconscientes de su nueva forma. Hasta la fecha, nadie que haya sido dominado por el Hombre Ardiente ha vuelto a la normalidad. 

Todo esto nada le importa al Hombre Ardiente. En este texto tenemos confirmación de que él no tiene ningún control sobre los poderes que posee, los lugares en los que se manifiesta o la gente a la que  afecta. A todos los efectos, es una fuerza antinatural descontrolada que habita el espacio entre dimensiones, manifestándose en la Tierra sin ningún tipo de consciencia de dónde está o de por qué está ahí, consumido del todo por la locura. El Culto no está adorando a una criatura indiferente a ellos, mas bien a algo que ni tan siquiera sabe que existen, es un caos sordo, ciego y mudo que sufre espasmos, que no es dueño ni de su propio cuerpo, que es meramente arrastrado de un lado a otro por oleadas de magia y de cuando en cuando, es escupido sobre la Tierra durante un tiempo en que causa una total devastación antes de desaparecer.

Relato: Linterna Ardiente.


Muchas son las formas en las que la ficción nos hace pensar que una persona puede terminar deforme, malograda y demente como los adoradores del Hombre Ardiente. La exposición a energías anómalas, el embrujo de un tesoro prohibido, o la posesión demoníaca, son solo algunos ejemplos, pero existe una forma de caer en estas oscuras creencias mucho más insidiosa y sutil: la desesperación de alguien que siente que lo ha perdido todo. Esta es la historia de Femton Brahms, un oficial del ejército del Imperio Inglés cuya vida llega a una encrucijada en la que no le queda nada por lo que vivir. Ni honor, ni orgullo, ni nadie que le espere en su hogar. Es en estos momentos de duelo que la promesa de la redención es verdaderamente seductora, tanto como para arrastrar a un hombre al abismo más oscuro.

Su historia da comienzo en Afganistán, donde el Imperio Inglés y Rusia mantienen un conflicto colonial. Desde los ojos del Doctor Willem Bryant, jefe provisional del Octavo Regimiento de Fusileros, vemos el conflicto en Afganistán como un desastre que está devorando la moral de los soldados ingleses a un ritmo alarmante, con todas las ilusiones patrióticas por los suelos y la congoja de sentirse engañados para luchar en un aguerra ridícula. También descubrimos que es bastante posible que el Zar ruso no sea un simple humano. Por los rumores que corren de un lado para otro, en Rusia se practica una magia que en el resto del mundo está vetada, cosa que el Zar, que por lo visto es inmortal, está aprovechando en esta guerra para erosionar poco a poco las fuerzas inglesas. Una noche, el Doctor recibe las llamadas de auxilio del Capitán Tybalt para ayudar a un soldado que acaban de encontrar de patrulla, un pobre diablo que ha muerto después de una larga tortura. Con el cuerpo lleno de heridas y un ojo menos, el soldado parece estar más allá de toda ayuda, hasta que de pronto grita de dolor, aferrándose a la vida con sus últimas fuerzas.

Días después, este soldado recupera la consciencia. Su nombre es Femton Brahms, un oficial del Sexto Regimiento de Fusileros. No recuerda cómo fue capturado o qué le hicieron, ya fueran los rusos o los afganos nativos, o incluso si llegó a revelar algo a sus torturadores. El Capitán Tybalt se muestra muy nervioso con Brahms, disgustado por la posibilidad de que haya contado al enemigo dónde están sus posiciones, dejando a todos vulnerables ante un ataque. Solo el Doctor Willem se interpone y calma a Brahms, que no puede soportar la vergüenza. En los días que siguen a su recuperación, Femton trata de ayudar como puede, en cualquier tarea que le es posible, a sus nuevos compañeros de armas, tratando que la pena no se lo coma vivo. Ante los demás se ve a sí mismo como un miserable que se dejó capturar, que quizá fue utilizado en algún ritual de los rusos, o que abandonó al resto de su patrulla durante un combate solo para ser emboscado más tarde. Sin nadie que le espere en casa y sin honor al que aspirar por no ser más que un tuerto inútil, cae en la depresión. Con el paso del tiempo el Capitán Tybal termina por acercarse a él para disculparse y ofrecerle algo que le ayudó tiempo atrás, en un momento de duda y pena muy similar a la que Brahms padece ahora mismo: la religión. Pero no una religión cualquiera. Tybalt tiene a mano una copia del libro de Ephraim Wade y mantiene sus creencias en secreto, sin olvidarse de que Wade y sus seguidores tienen mala fama por la masacre de Año Nuevo de 1902. Al principio Brahms detesta la mera idea de tocar el libro al recordar este evento, pero Tybalt insiste en contarle los principios de la fe en el Hombre Ardiente. 

Todo el discurso que Tybalt hace sobre el proceso de sanación espiritual que le aportó la fe en el Hombre Ardiente está excelentemente escrito y hace maravillas por comprender la situación de Femton. En su diálogo, Tybalt no parece un energúmeno que diga que su dios va a traer el caos y la destrucción, y que todos deberían seguirle o morir. En su lugar habla de cómo algunas partes del libro son sencillamente metáforas que en última instancia tratan de ayudar a las personas a sacar lo mejor de sí mismos. Una capa por debajo de el proselitismo que está haciendo, se encuentra el siniestro subtexto de la fe del Hombre Ardiente, lo cual encaja como una pieza perfecta al leiv motif de Malifaux: el Destino, y cómo nos relacionamos con él. Como ya he comentado algunas veces, el Destino es una fuerza viva en este trasfondo y sus vaivenes manipulan la vida de todos los seres que viven en él. Eso no quiere decir que sea un poder incontestable, pero una parte de nosotros mismos y de nuestro libre albedrio se vería afectada al saber que hay fuerzas mas allá de nuestro control tratando de manipular nuestras acciones y que no podemos hacer casi nada por impedirlo. Quizá haya salido por pura potra, pero la Iglesia del Hombre Ardiente es un culto nihilista y apocalíptico, así que en cierto modo, se puede interpretar como la respuesta más violenta posible a la pregunta "si nada de lo que hagamos importa ni tiene significado porque todo está escrito para nosotros ¿Qué mas da si nos convertimos en monstruos?". A esta renuncia sobre cualquier valor ético o moral, el culto lo llama liberación, otorgada por un ente más fuerte que cualquier otro poder en la Tierra. En este caso, la culpa que carcome a Femton es la puerta de entrada para unirse a la Iglesia del Hombre Ardiente como un remedio para purgar sus pecados. Después de darle su libro, Tybalt vuelve a su tienda en el campamento narrando para sí mismo sus últimos pensamientos. Resulta que fue él y su escuadra quienes emboscaron a Femton, lo torturaron y lo trajeron al campamento para asustar a los mandos y convencer al resto de soldados de que esta guerra era una idiotez, provocando así una deserción en masa. Después de ver que Femton aún vivía, está convencido de que el Hombre Ardiente ha elegido a Brahms para un propósito mayor y, habiendo cumplido con su deber de iluminar a Femton para unirse a su culto, se pega un tiro en la boca.

Dos años después, Femton se ha convertido en un hombre revigorizado por su fanática creencia en la palabra que Ephraim Wade escribió y en las visiones del Hombre Ardiente. De algún modo pudo volver a combatir y ascendió hasta convertirse en el comandante del Octavo Regimiento, que ahora está asaltando un tempo en el Tíbet, pues los rusos y los tibetanos son aliados. Tras una devastadora ofensiva en la que la artillería inglesa ha arrasado con los tibetanos del templo, Femton tiene una reunión para negociar la rendición de los monjes con su líder, un anciano llamado Dorje. En esta reunión y en lo que sucede a continuación, la criatura en la que Femton se ha convertido gracias a su nueva religión sale a relucir de la forma más cruel. Durante la negociación, asesina a sangre fría al intérprete y culpa a Dorje y los tibetanos de intentar matarle, manipulando a las fuerzas inglesas para que arrasen con el resto de los tibetanos mientras él se retira a una cueva oculta en la pared de la montaña, a los pies del templo. No ha llevado hasta allí a su Regimiento porque se lo haya mandado un General inglés, lo ha hecho porque ahí le han conducido las visiones del Hombre Ardiente. Cuando entra en la cueva, encuentra exactamente lo que buscaba: un fulgor hermoso que lo envuelve, ofreciéndole visiones de lo que está por venir, del momento final de la llegada del Hombre Ardiente a la Tierra. 

Tras su visión, abandona a sus hombres para volver a Inglaterra cuanto antes. Un perplejo Doctor Willem habla con uno de los tibetanos que se han rendido sobre lo que acaba de suceder, preocupado por el cada vez más delirante Femton, especialmente ahora que se ha marchado. El prisionero le explica que Dorje no atacó al intérprete, y que Femton ha entrado en una cueva prohibida para ellos donde aguarda un mal que no es de este mundo. Según el prisionero, los propios monjes del templo bajaron a explorar qué es lo que había despertado en su interior pero todos ellos volvieron enloquecidos. El único motivo por el que se aliaron con los rusos fue porque el Zar les prometió una solución para el extraño fenómeno que aguardaba en la cueva. Al principio Willem cree que se refiere a que hay una Brecha que conduce a Malifaux bajo el templo, cosa que de por sí sería extremadamente peligrosa, pero descubrir que hay algo todavía peor lo aterroriza. Por desgracia para él, no tiene tiempo de avisar a nadie. Las fuerzas del Zar llegan al templo para rescatar a sus aliados tibetanos y el Regimiento inglés es exterminado por los soldados del Zar y las creaciones mágicas rusas. Para cuando esto ocurre, Femton esta ya muy lejos.  

Meses mas tarde, el Hombre Ardiente ha aparecido sobre Londres y la ofensiva por retomar la ciudad ya ha comenzado. Femton va en uno de los dirigibles, habiendo solicitado acompañar a las fuerzas de la ofensiva para retomar su capital, algo que, para el piloto de la nave es todo un honor, pues Femton es un reconocido héroe de guerra. A lo lejos, la visión del Hombre Ardiente lo lleva al éxtasis, quemando las últimas fibras de raciocinio que le quedaban. Le corta la garganta al piloto del dirigible y lo estrella en mitad de la ciudad a la espera de reunirse con el resto de feligreses que deben estar abajo. Por desgracia para Brahms, los primeros "feligreses" que se encuentra son Reptantes de las Hordas Gorgojeantes. Es hasta gracioso que, como no tiene ni idea de qué son estas criaturas, lo primero que hace es hablarles como si fuera un sacerdote que acaba de encontrar a su comunidad, creyendo que son parte de su misma iglesia. Este pensamiento se disipa cuando los monstruos le atacan sin pensárselo demasiado, pero incluso así les lanza varios gritos tratando de disuadirles de no herir a otro siervo del Hombre Ardiente. Por un momento, parece que va a morir devorado por los batracios y que todo el camino que ha hecho hasta ahora, todas sus oraciones y gestos hacia el Hombre Ardiente, no han servido para nada, hasta que un grupo de personas aparece de los callejones de la ciudad en su ayuda. A pesar de ser gente humilde se enfrentan a las Hordas con cualquier cosa que tienen a mano con una ferocidad antinatural, exhortando alabanzas al Hombre Ardiente. Femton no deja pasar la oportunidad de luchar junto a sus hermanos de fe, reconociendo ahora que las Hordas Gorgojeantes no son más que una plaga incapaz de comprender la majestuosidad de su dios, por lo tanto ha de ser erradicada. Terminada la refriega, algunos de los humanos que lo han ayudado comienzan a transformarse en Disformes, algo que para Femton solo puede ser un regalo divino. 

Finalmente, se aparece ante Femton el primer hombre que fue agraciado con las visiones del dios verdadero: Ephraim Wade, ahora convertido en el ángel del Hombre Ardiente: Adeodatos. Inmediatamente reconociendo a Femton Brahms como un hombre santo, le otorga su bendición para ser un líder entre los fieles y llevarlos a asaltar la residencia del Primer Ministro. Después, Adeodatos abre un portal y se marcha a esparcir la palabra del Hombre Ardiente en otro lugar de la Tierra. La guerra santa por purificar la Tierra ha comenzado, y Femton Brahms ha encontrado el propósito para el que nació.



Las Hordas Gorgojeantes 

Escrito por Tim Akers

El texto que nos introduce a las Hordas Gorgojeantes se centra más en qué son que en lo que fueron, aunque da algunas pistas que hacen muy fácil relacionarlos con la información de los Neverborn que nos ofrece From Nightmares. Dicho muy brevemente, las Hordas Gorgojeantes fueron aquellos fae marinos, aquellas sirenas, que durante la Guerras de los Tiranos sirvieron a uno de ellos, o mas bien, a una, Meridion, hasta que fue derrotada por Titania. Después de su destrucción, los ejércitos de Meridion contemplaron cómo sus ciudades fueron arrasadas hasta los cimientos y toda su cultura se perdió, viéndose obligados a subsistir en el fondo marino de Malifaux, donde no llega la luz del sol y la comida escasea. Como todos los Neverborn, las criaturas que actualmente forman las Hordas Gorgojeantes son el resultado de un extraño proceso evolutivo. que se ha alargado durante milenios y los ha visto ser reducidos de una raza civilizada a una plétora de especies, con poca más inteligencia que la de un animal salvaje. Para todos ellos, el pasado no es ni tan siquiera un recuerdo, con solo un puñado entre los millares capaces de recordar, en forma de mito, la gloria de antaño.


Esto no quiere decir que las Hordas en su conjunto no sean más que un puñado de monstruos sin organización alguna. Incluso en este estado deplorable, las Hordas Gorgojeantes han desarrollado una sociedad, por llamarla de alguna manera, en la que la ley de los fuertes sobre los débiles impera en cardúmenes que llaman Estanques, con cierta jerarquía entre las especies. De todos los tipos de criatura que conforman las Hordas, hay dos que destacan por su capacidad de liderazgo: las Sirenas, que son las únicas que han mantenido la capacidad de pensamiento abstracto y comunicación verbal compleja a lo largo de los milenios, además de conocimiento mágico, y los Frenesíes, que son la cúspide de la cadena alimenticia entre las Hordas. Mas allá de los Estanques, no hay nada que organice a las Hordas de manera coherente, no hay una cúpula que reúna el mando de todos los seres de las profundidades de forma cohesionada contra sus enemigos. Todo lo contrario, las Hordas son tan susceptibles de atacarse unas a otras como de tratar de atacar a seres de la superficie.

Ya que lo menciono, las Hordas Gorgojeantes no se han limitado al fondo marino. Si bien ese fue su hábitat natural al comienzo de su destierro, muy poco a poco surgieron variantes que se aventuraron a acercarse más y más a la superficie, acostumbrando sus cuerpos a otras temperaturas, presiones y recuperando el sentido de la vista. Con el paso de de los milenios, las variantes de subespecies de las Hordas Gorgojeantes han ocupado todos los niveles de superficie bajo el mar, incluso con variantes lacustres que habitan cuevas cerca de playas y arrecifes. Estas variantes además lograron recuperar parte de su intelecto perdido, escuchando la voz del Tirano al que sirvieron en su día y levantando altares en su honor. 

La apertura de los portales del Hombre Ardiente sobre Londres fue tan desastrosa para los humanos como lo fue para las Hordas Gorgojeantes. De todas aquellas criaturas que aparecieron, las provenientes del fondo marino solo encontraron una muerte brutal cuando sus cuerpos fueron sometidos de golpe al cambio de temperaturas y presión, aniquilando Estanques por completo. Los Estanques que provenían de aguas menos profundas tampoco lo tuvieron fácil, ciegos e incapaces de orientarse sobre tierra firme. Los únicos grupos de criaturas que pudieron sobrevivir fueron aquellos que cayeron en Londres y ya estaban habituados a las condiciones de vida cerca de la superficie, aunque incluso ellos estaban aislados unos de otros de sus respectivos Estanques, desperdigados y desorientados en un entorno de estrechos túneles y aguas poco profundas. A todas luces, la Batalla de Londres fue un lucha por la supervivencia tanto para los humanos como para las criaturas recién llegadas de Malifaux, que tras la primera noche comprendieron que los habitantes de la Tierra no eran presas dóciles y que estaban dispuestos a defenderse. Después de que múltiples guaridas fueran aniquiladas y muchos líderes de Estanque terminaran muertos por las armas inglesas, la mayoría de criaturas restantes emigraron hacia zonas rurales y alcanzaron el mar. A pesar de que aún quedan algunos de ellos en los canales y alcantarillas más profundas de Londres, la mayor parte de las Hordas se han expandido por los mares de todo el mundo aprovechando también que de cuando en cuando, el Hombre Ardiente vuelve a abrir portales sobre algún lugar del globo, vomitando más de sus miembros. La rápida adaptabilidad de las Hordas les ha hecho posible habitar mares de cualquier tipo de temperatura y salinidad, convirtiéndose en una plaga en las costas de la Tierra. La agresividad con la que compiten entre ellas por el territorio y lo fáciles que son de atraer a trampas donde aniquilarlas es lo que las mantiene a raya de ser un problema  insostenible dada la velocidad con la que se reproducen, pero en muy poco tiempo se han convertido en una amenaza global que alcanza no solo las costas de todo el planeta, también las riberas de los ríos y lagos. Quien sabe los números que alcanzarán en un futuro...

Relato: La presa del cazador.


En contraste con el anterior relato, crear una narrativa para las Hordas Gorgojeantes es complicado por lo simple que es la mentalidad de las criaturas que lo componen. Quitando a los líderes, prácticamente la totalidad de sus miembros no son mucho más complicados que un animal, no tienen pensamiento abstracto ni capacidad de lenguaje verbal que permita comunicación compleja. Casi todo en las Hordas Gorgojeantes se reduce a la mentalidad de una manada de depredadores y aquí están escritos como tal. No hay revelaciones trascendentales que les hagan plantearse su lugar en el cosmos ni grandes discusiones filosóficas o políticas. Viven para cazar, alimentarse y mantener al grupo con vida. Eso no quiere que carezcan de interés. El relato está protagonizado por uno de los Frenesíes, llamado Ojo Rajado, con la casi totalidad de la narración dejando que se desarrolle no por sus pensamientos ni por su diálogo, sino mediante sus acciones. No solo eso, toda la dinámica de poder de los grupos de Hordas Gorgojeantes es mostrada de forma orgánica en esta narración.

Desde el comienzo tenemos una idea muy clara de quienes van a ser los protagonistas con una construcción sencilla pero clara. Los Frenesíes son la cúspide en la cadena alimenticia y jerárquica de las Hordas Gorgojeantes, absolutas máquinas de matar que jamás bajan la guardia ni se dejan llevar por trivialidades. Son fieros, son astutos, son implacables y no se fían ni entre ellos en su constante lucha por ser el alfa del grupo. El más peligroso de todos es un líder llamado Ojo Rajado, cuyo estatus está bajo la constante amenaza de otros dos Frenesíes, Panzanegra y Medialeta. La primera es la más joven de sus rivales, impaciente, ansiosa por dominar a los demás, el otro es paciente y más fuerte, leal pero a la espera del momento de convertirse en líder. Por su parte, Ojo Rajado deja muy claro que por muy sedientos de sangre que sean, por mucho que sean criaturas conducidas por el hambre, él prioriza la supervivencia de los demás Frenesíes por encima de satisfacer sus propios apetitos cuando, en una cacería bajo el mar de Malifaux, deja de alimentarse de una presa recién cazada para estar vigilando las amenazas que puedan aproximarse a los demás, mientras están distraídos dándose un festín. De pronto, una luz comienza a brillar por debajo de ellos; Ojo Rajado intenta avisarles del peligro, pero todos le ignoran, demasiado absortos en devorar la presa recién cazada. Para cuando logra captar la atención de Medialeta, ya es demasiado tarde. La luz que tienen bajo ellos los absorbe y caen sobre una superficie pétrea, con el agua apenas llegándoles por la cintura y demasiada luz a su alrededor. Se sienten torpes, vulnerables, entran en un pánico por puro instinto. Ojo Rajado ataca a todo lo que ve a su alrededor llevándose por delante a los humanos que tienen la mala suerte de estar cerca de él y luego conduce al resto de los suyos siguiendo la caída del agua hasta el primer escondrijo que encuentran. No entienden qué les ha pasado, solo se limitan a mantenerse con vida. Este fue el cruce de los Frenesíes a la Tierra, cayendo sobre Londres y huyendo a los túneles del metro bajo la ciudad.

En los días siguientes, Ojo Rajado va tomando consciencia poco a poco de las condiciones en las que se encuentran. Están en un nuevo mundo, con un nuevo mar que habitar, angosto y sucio, habitado por criaturas que caminan sobre el agua. Al principio parecían fáciles de cazar, de carne suave y huesos frágiles, hasta que un ataque en una estación de metro casi acaba con la vida de Ojo Rajado. Por primera vez experimentó el precio de ponerse frente a una línea de soldados humanos, por muy poco lo paga con su vida. Las lecciones que aprende las tiene que aprender por las malas, como no subestimar a los humanos, pues pueden matar incluso después de muertos usando esas armas. Este es su territorio, al fin y al cabo, y tratar de cazarles cuando cada vez hay más y están mejor armados resulta muy difícil. Un detalle fácil de omitir es que cuando están en situaciones de riego, Ojo Rajado siempre se pregunta a sí mismo qué será de su Estanque si él no está, cómo Panzanegra o Medialeta solo lograrán destruirlo sin un liderazgo capaz de velar por el resto de los Frenesíes. Otras criaturas de las Hordas Gorgojeantes se van uniendo a su Estanque conforme pasan los días y él procura que haya un nido estable para incubar y hasta intenta que haya comida para todos. Sabe que es una lucha que a la larga lo va a consumir, en este mar estrecho de pasadizos y poca comida.

Entonces, llega una visita inesperada: Sirena de la Tormenta. El desprecio que sienten Ojo Rajado y Sirena el uno por el otro es más que patente desde el primer momento, mostrando caras opuestas del liderazgo sobre las Hordas Gorgojeantes. Ahí donde los Frenesíes son una fuerza de salvajismo e instinto, las Sirenas siempre han sido manipuladoras y arteras, compartiendo con los Frenesíes lo más alto de la jerarquía de las Hordas Gorgojeantes de una manera distinta pero igualmente efectiva. La visita de la Sirena tiene una intención muy clara. Le habla a Ojo Rajado de otros mares, del río que hay mas allá de los muros que tienen a su Estanque confinado, por el que pueden llegar a un océano de presas infinitas. Para ello, todo lo que tienen que hacer es destruir un barco que patrulla el Támesis y permitir a su Estanque la huida al mar...y a la Sirena también, a no ser que sea haya acobardado y quiera pasar el resto de la eternidad encerrado entre cemento. Sus constantes insultos hacia Ojo Rajado hacen que Medialeta esté apunto de atacar a la Sirena, no por amor hacia el líder del Estanque, sino para mostrar que Ojo Rajado es tan débil que está dispuesto a tolerar las burlas de una Sirena. Ojo Rajado mata a Medialeta en ese mismo momento para dejar claro a quien se dirige la Sirena. No se fía de ella, pero está dispuesto a oír acerca de ese nuevo océano.

Esa misma noche, Ojo Rajado conduce a todo su estanque al combate para tratar de aniquilar a la tripulación de una embarcación que patrulla el Támesis, el HMS Celadon. El ataque se suponía que tenia que tomar a la tripulación por sorpresa, pero Ojo Rajado está atacando a un enemigo que desconoce tanto como ellos a él. El asalto es una distracción para que Ojo Rajado y los demás Frenesíes puedan subir a la cubierta del barco inadvertidamente, arrojando oleada tras oleada de Reptantes y Merodeadores a subir la quilla del barco, que son aniquilados sin piedad por fuego que les cae de todas partes; de las armas del barco, de la tripulación y de las patrullas que vigilan la ribera del río, es una carnicería. Por su parte, Ojo Rajado, Panzanegra y el resto de los Frenesíes logran subir por otro lado y llegar a la torre de mando, devorando a buena parte de los oficiales del buque para luego continuar eliminando a la tripulación en las cubiertas inferiores, lo necesario para que no puedan perseguir a los  Frenesíes que sobrevivan río abajo. A pesar del ataque sorpresa, la tripulación se defiende con uñas y dientes. Varios Frenesíes mueren a tiros y aprovechan el interior del barco para combatir a los monstruos. 

En una de las cubiertas, un cabo llamado Gourley encuentra al Capitán y al resto de supervivientes del buque en las entrañas del barco, escondiéndose de los Frenesíes hasta que no les quede más remedio que vender cara sus vidas. El cabo logra convencer al Capitán de que no abandonar el barco es una necedad, ya que el mando inglés debe saber lo que ha pasado, qué les ha atacado y las tácticas que las Hordas Gorgojeantes han utilizado. No escucharán a un mero cabo, pero sí a un Capitán. Además, el enemigo no sabe cómo manipular un barco, si abandona no estará cediendo un arma a las Hordas, pero aún así, el cabo está dispuesto a darle un último uso al barco y llevarse a todos los que pueda por delante. 

Desde la distancia, ya saliendo de Londres, Ojo Rajado puede ver el barco estallar. El cabo permitió que el Capitán y el resto de supervivientes escapasen antes de hacer estallar la caldera para aniquilar a los Frenesíes que quedaban a bordo. Para entonces, Ojo Rajado y la mitad de los Frenesíes ya se han marchado, dejando atrás a Panzanegra y la otra mitad de los Frenesíes que le eran leales a ella. Recordando las palabras que la Sirena le dijo a Ojo Rajado, los humanos están dispuestos a todo cuando se trata de luchar y son capaces de matar hasta después de muertos. Panzanegra había acusado a Ojo Rajado de ser un cobarde al querer dejar vivir a algunos humanos y se negó a abandonar el barco, tratando de matar hasta el último de ellos. Ese fue su fallo, y el motivo por el que Ojo Rajado seguirá siendo el líder del Estanque, ahora reducido a unos pocos Frenesíes: él es más que una bestia depredadora, es un líder que tienen en cuenta en la preservación de los demás miembros del grupo. Ahora, de camino al océano, se relame pensando en convertirse en el cazador más temido de este nuevo mundo.


La Corte de Dos

Escrito por Mike Wallace

Desde hace milenios han habido portales que han conectado la Tierra y Malifaux, a menudo provocados por las Noches de Cosecha, en las que ambas lunas de Malifaux están ausentes en el cielo nocturno, o tal vez gracias a una confluencia de magia, gestada por los motivos más extraños o perversos. En ocasiones, estos portales se han abierto cerca de criaturas curiosas o desafortunadas que los han cruzado o que han caído por pura mala suerte al otro lado, para nunca regresar a su mundo. La Corte de Dos es el producto de un Neverborn que hace tiempo que olvidó su pasado en Malifaux, un mímico actualmente conocido como Anton de Wils, el Rey de Máscaras. La Historia de la Corte de Dos es su Historia.


Anton de Wils no es más que el último nombre que este mímico ha adoptado, una de tantas máscaras que ha vestido a lo largo de los siglos. Los primeros recuerdos a los que puede acudir se remiten al Siglo XVI, gracias a una colección de reliquias que empezó a acumular por aquel entonces, empezando por una espada de la Edad de los Metales. Desde entonces, muchas otras piezas se han ido añadiendo a una colección que cuenta la historia fragmentada de un personaje cuyos recuerdos están igualmente desorganizados hasta tiempos recientes. Durante siglos, Anton de Wils no fue más que un mímico que se limitaba a sobrevivir disfrazado entre los humanos, adoptando nuevas identidades y rostros según le convenía. Los siglos pasaron sin mayor sobresalto hasta que el mímico, de la misma manera que los magos de la Tierra, percibió que la magia estaba abandonando su mundo. Al comienzo esto solo provocó que cambiar de forma fuera más difícil, hasta el punto de tener que recurrir a rituales con tal de transformarse. Pronto tuvo que decantarse por formas de magia más agresivas, incluyendo el asesinato de inocentes en sus rituales para usar la sangre como catalizador. No pasó mucho tiempo antes de que ni tan siquiera con esos métodos pudiera cambiar de forma y luego, llegó la verdadera agonía. La mente del mímico empezó a quebrarse a medida que la ausencia de magia en la Tierra borraba sus recuerdos y los mezclaba con las falsas historias que había adoptado para encarnar personalidades distintas en épocas pasadas. La degeneración continuó erosionando su mente hasta que su comportamiento se redujo a los más bajos y primitivos instintos, convirtiéndolo en un animal trastornado y aislado del mundo. Es imposible para él saber cuánto tiempo pasó en este estado, oculto en algún rincón del mundo donde la luz del sol no llegaba, hasta el día en que pudo oler de nuevo el aroma del éter en el aire.

Cuando salió de su guarida, el mímico se lanzó a la caza del origen de ese dulce aroma, cayendo sobre un grupo de soldados de Abyssinia que portaban una Piedra del Alma de altísimo valor llamada el Corazón de Awasa. Con la Piedra cargada con las almas de los soldados muertos, el mímico sintió su mente recomponerse al consumir el poder guardado en ella, recuperando poco a poco su intelecto. El uso de esta Piedra de Alma sería la puerta que le brindaría de nuevo el acceso a la sociedad humana, cambiando de identidad ágilmente en las calles y grandes salones de París. Décadas después, la Brecha sería abierta, pero el mímico no sintió ningún deseo de volver a ese lugar del que llegaban historias de otros seres como él. Para el mímico, él era un exiliado de su mundo que había aprendido a prosperar entre los humanos, la Tierra era su hogar. La vida le sonreía de nuevo, hasta que la Brecha se cerró.

Donde el resto del mundo vio la desgracia, el mímico vio la oportunidad. Ante él se abría un mundo que explotar mediante los usos de la lógica, la ciencia y la industria, debidamente cultivados. Era la hora de volverse una presencia más activa. El mímico fundió las riquezas acumuladas de sus anteriores vidas en una gran inversión que ayudarían a su última encarnación a alzarse como un filántropo y amo del comercio llamado Rudolf de Wils, un artista y mago de las finanzas que en las décadas posteriores convertiría el nombre de su familia en una firma comercial inmensamente poderosa, destinada a ser heredada por sus "descendientes", Importaciones de Wils. A medida que el tiempo pasaba, la fortuna familiar crecía y el mímico dominaba cada vez más y más disciplinas y ciencias humanas, desde Bellas Artes a Matemáticas y Física, pasando por Literatura y Ciencias Políticas. Llegado a cierto punto de su vida, comenzó a investigar el folklore humano en busca de pistas que lo llevasen a comprender mejor su propia naturaleza y su origen, cambiando de identidad al siguiente en la rama familiar cuando le era conveniente hasta llegar al "tataranieto" de Rudolf, su nombre actual, Anton de Wils. En sus investigaciones descubrió la presencia de otros como él en la Tierra, decidiendo que era el momento de dar el siguiente paso.

Durante décadas, el mímico había extendido una red de informadores, espías, asesinos, magos entrenados en secreto y otros agentes para expandir su poder por el mundo, que para el año 1904 era considerable, pero había dejado escapar la oportunidad de reclutar a otros como él hasta ahora. Un error que estaba apunto de enmendar. Con sumo cuidado, contactó con todas las demás criaturas que pudo para atraerlas a un encuentro en Praga y ofrecerles convertirse en parte de su Círculo Interior en la organización que estaba apunto de fundar: la Orden de Dos, un grupo de mímicos con el objetivo de dominar la Tierra, siendo liderada por dos de ellos. Uno delos amos de la Corte sería Anton de Wils, el otro sería un miembro voluntario del Círculo Interior. Tal y como Anton se esperaba, ninguno de los otros se atrevió a ocupar el asiento que quedaba libre. El motivo para esto es que todos los mímicos que convocó habían pasado siglos o incluso milenios de existencia solitaria, confiando en el anonimato para sobrevivir, por lo que unirse a la causa de uno de los suyos, convertido en magnate y filántropo, iba en contra de sus principios de discreción. Poco a poco fueron seducidos por sus promesas de poder, aunque Anton se aseguraría de que todos ellos estuvieran en una posición lo suficientemente precaria como para ser eliminados si se convertían en un problema.

Así nació la Corte de Dos, que después de la Batalla de Londres se ha convertido en un rival del Gremio en lo que a controlar los gobiernos del mundo se refiere. Aunque el Gremio posee la macroeconomía, la Corte de Dos tiene a su disposición los mímicos y una fuente infinita de espías, además de estar coordinados por una única mente que dirige a sus miembros de forma implacable. Sus acciones se han vuelto más osadas, como redirigir a las Hordas Gorgojeantes contra puertos controlados por el Gremio en Atenas o envenenar al hijo del Zar. Si bien sus acciones han dejado que el Gremio descubra su existencia y la identidad de algunos de sus miembros, las pistas que han dejado son mínimas. Anton de Wils ha llegado a manipular a cazadores de monstruos del Gremio para eliminar elementos problemáticos de la propia Corte, o ha dirigido organizaciones satélite como partidos políticos, sindicatos y ejércitos revolucionarios unos contra otros con tal de eliminar sospechas de que algunos de estos grupos trabaje para la Corte de Dos. Desde órdenes monásticas a empresas subsidiarias, muchos son los que sirven a los designios del Rey de las Máscaras sin saberlo.

Pero hay algo más que decir. Lo que le sobraba a la Corte de Dos en influencia le faltaba en poderío ofensivo. El Gremio tiene flota, soldados, armamento puntero y rara vez tiene que negociar un despliegue de tropas. La Corte de Dos no podía permitirse contratar un ejército privado y mantener sus actividades en secreto. Anton de Wils buscó un remedio arcano que le ayudase a tener un ejército del que disponer en cualquier lugar y que no dejase un rastro que los condujese hasta él, encontrando la respuesta a sus ruegos en una Resurreccionista de Malifaux capaz de invocar espíritus sin esfuerzo: Kirai Ankoku. Reconociendo a Kirai como una de las personas más peligrosas con las que se había encontrado en siglos cara a cara, Anton jugó muy cuidadosamente sus cartas para convencerla de que si entrenaba a sus agentes en las artes necrománticas, él la ayudaría a resucitar a su amor perdido, Francis Kitchener. Kirai accedió, pero solo uno de los practicantes logró asimilar sus enseñanzas al coste de su propia vida, mientras el resto de aprendices sufría muertes horrendas a manos de sus propias invocaciones, un mago vietnamita de nombre Binh Nguyen. Junto a otros sacerdotes y hechiceros, Binh ha empezado a extender una red de operaciones nigrománticas por toda Asia para acumular espíritus que esclavizar al servicio de la Corte de Dos. Ahora, Anton de Wils poseía su ejército, uno formado por muertos vivientes.

Relato: Cicatrices que enseñan.


Esta historia es la que tiene una trama más familiar a lecturas anteriores que hemos visto sobre Malifaux, con personajes desposeídos que de pronto tienen la oportunidad de conseguir un inmenso poder a cambio de un precio que no se esperan, todo ello mientras son manipulados como títeres por amos muy superiores a ellos. El pobre desgraciado al que están a punto de sucederle cosas muy, muy malas es Bihn Nguyen, el personaje y único modelo de la Corte de Dos que está presente en este libro.

Estamos en Saigón, Vietnam. Es la Fiesta del Día de los Espíritus (ignoro si es una festividad real o no) y la gente en Saigón está celebrándolo alegremente. Por las calles se pasea una silueta que no comparte el jolgorio del gentío, a quien todo este entusiasmo por los difuntos le parece algo completamente fuera de lo normal: Kirai Ankoku. En estos momentos ella ha sido contactada por la Corte de Dos para buscar individuos con un talento especial en el campo del espiritismo, ocurriendo este relato antes de lo que vemos de ella en la Tercera Edición. A pesar de que Vietnam es uno de los Tres Reinos, la presencia del Gremio aquí no está disputada por grupos rebeldes, más bien al contrario. El mandato del Gremio sobre Vietnam es el ejemplo de un país completamente sometido a ellos, pues viven en una jaula de barrotes de oro en la que la Ley está al servicio de un poder extranjero; a cambio los vietnamitas pueden disfrutar de toda la infraestrutura y lujos que el Gremio puede traer, como los primeros automóviles. Kirai, sin importar que ella es de Japón y no vietnamita, no es una persona particularmente patriótica ni tradicionalista pero no soporta la idea de vivir bajo las botas del Gremio.

Kirai llega hasta una casa muy humilde donde la reciben Bihn Nguyen y su hermano Suchong. Los dos son un par de espiritistas que hacen trucos genuinos aunque de muy baja categoría con cadáveres. Bihn es capaz de invocar espíritus de un cuerpo y atarlos a su voluntad momentáneamente con un amuleto que les impone una máscara como señal de sometimiento, y Suchong es un exorcista que puede expulsar a esos espíritus a voluntad, muy útil cuando estos intentan escapar al control de Bihn. Ella les paga para que hagan su pequeño numerito con un cadáver que tienen a mano, algo que han hecho cientos de veces con los cuerpos que la gente les trae de sus familiares o víctimas de crímenes, para ver si los espíritus pueden tener un último mensaje que dar para los vivos. Es su negocio, espiritismo barato por una pequeña suma para subsistir. Los dos hermanos no tienen mucho más que el uno al otro. 

La invocación funciona, mostrando el potencial que estos dos hermanos poseen. Para Kirai, esto es un desperdicio de talento y les enseña cómo ella también puede manipular al espíritu pero con una facilidad insultante. Después de ver de lo que son capaces, les ofrece algo, una cita con el hombre que la ha enviado, un tal Ao Mak. Los dos hermanos son reticentes, especialmente Suchong, pero Bihn decide por los dos que deberían ir a ver a este individuo. La cita se da en un gran edificio en el puerto de Saigón propiedad de Importaciones de Wils, donde Ao Mak trabaja de gerente. Por su descripción, apostaría un brazo a que es un mímico. Ao Mak dice representar a un grupo muy interesado en las habilidades de los dos hermanos para controlar un ejército de espíritus. Suchong está horrorizado ante esta idea y Bihn es escéptico ¿un ejército de fantasmas? Él claramente no podría hacer algo así, haciéndoselo saber a Ao Mak. El "gerente" responde con una sonrisa falsa diciendo que para eso está Kirai, para perfeccionar sus talentos mágicos con los fantasmas. La oferta es muy tentadora para Bihn, ya que supone dejar de vivir en la miseria, pero lo que le empuja a aceptarla es que, al preguntar a Ao Mak sobre qué pasará si rechazan la oferta, el mímico ni se molesta en mentir bien cuando dice que son libres de irse. Claramente no saldrán vivos del edificio si rechazan la propuesta.

Esa noche Ao Mak lleva a Bihn, Suchong y Kirai a un cementerio antiguo en las afueras de Saigón, donde estarán entrenando. Él solo vendrá una vez a la semana para traerles comida. Además de entrenar, es durante estas semanas que los personajes poco a poco van abriéndose unos a otros hasta mostrar un lado íntimo. Los hermanos Nguyen son un par de pobres desgraciados que han tenido una vida dura. Al igual que Kirai, vieron a un ser querido morir delante de ellos de forma totalmente injusta, su madre, cuando un ladrón entró en su casa y ella trató de resistirse. Kirai habla de la muerte de Francis, algo que no había hecho ni siquiera con Molly. Las historias entre los personajes son hasta cierto punto un paralelismo, tanto ella como los hermanos son víctimas que de una u otra manera han aprendido poderes mágicos sobre la vida y la muerte, solo para convertirse en marionetas al servicio de otros, Kirai lo fue de Nicodemo y los hermanos ahora están en la tela de araña de la Corte de Dos. La gran diferencia es que ahí donde Kirai se dejó llevar por la sed de venganza, los hermanos Nguyen continuaron con su vida de forma más o menos normal. Desde luego no se convirtieron en asesinos en serie que sienten que sus actos están justificados. Más importante todavía es señalar la enorme diferencia que hay entre ambos hermanos. Bihn es el mayor, más decidido y ambicioso pero ante todo protector con Suchong. El hermano pequeño es un trozo de pan que no le haría daño a una mosca y no le importa vivir como pobres siempre que tenga a su hermano con él, alguien para quien todo esto del espiritismo está mal, pensando que no se debería perturbar el descanso de los difuntos y mucho menos utilizarlos como un arma. El entrenamiento con Kirai poco a poco está levantando una barrera entre los dos hermanos, con Bihn aprendiendo a esclavizar los espíritus del cementerio con soltura y Suchong cada vez más alejado, negándose a practicar esta magia, especialmente cuando Ao Mak trae una Piedra de Alma. Extraer el poder de los muertos de esa manera, negar a un alma el descanso eterno al usarla como combustible mágico, es un sacrilegio a ojos de Suchong.

Después de un tiempo entrenando, Bihn convence a Ao Mak de que ya tienen bastante práctica, gracias en buena parte a que ha aprendido a canalizar las energías de las Piedras de Alma. Ao Mak está complacido con los progresos que Bihn muestra, proponiendo que va siendo hora de una prueba real. Un cargamento de Piedras de Alma va de camino al puerto de Saigón en un barco del Gremio y espera que Bihn y Kirai sean capaces de apropiarse del cargamento cuando llegue a la ciudad. Bihn es reticente ante la idea de dejar a su hermano Suchong a solas, especialmente por si algo le pasara a él. Solo acepta participar en el robo si su hermano también viene. Kirai también muestra su preocupación por Suchong, pero por un motivo distinto, el chico es claramente demasiado inocente para la vida criminal. En cuanto a Bihn, su entrenamiento ha dado sus frutos pero aún le falta el elemento que hace que Kirai pueda manipular espíritus muy poderosos a voluntad. El dolor, el desasosiego, la sed de sangre son lo que impulsa a Kirai y le otorga dominio sobre las criaturas de la muerte, algo de lo que Bihn carece.

Para la noche en la que el barco llega a Saigón, Bihn y Kirai han preparado un plan sencillo. Él esperará bajo el embarcadero de madera a que llegue la noche, momento en el que Kirai invocará a sus fantasmas para distraer a la guarnición y a la tripulación del barco, dejando que Bihn y sus espectros suban y empiece a sacar el cargamento. Ya de noche y con las patrullas del Gremio pasando por encima del embarcadero donde se esconde Bihn, Suchong encuentra a su hermano con la intención de disuadirle de todo esto. Suchong no quiere saber nada de ejércitos de fantasmas, ni de aprender magia ni de Kirai, solo quiere a su hermano de vuelta sin importarle que sean pobres. Bihn intenta callarlo pero son descubiertos por los Guardias del Gremio. Cuando se asoman de debajo del embarcadero, ambos hermanos se ven con una docena de Guardias apuntándoles con sus armas; Bihn trata por todos los medios de convencer a los Guardias de que se han metido ahí por accidente y que no buscaban problemas. Los Guardias parecen bastante convencidos hasta que el Sargento nota algo en Bihn que no le gusta. Aparta su camisa para ver que tiene una Piedra de Alma en un colgante. Justo cuando va a dar la alarma, Kirai ataca a los Guaridas con sus propios espíritus y comienza un tiroteo. Suchong se queda en un rincón sollozando y Bihn y Kirai se enfrentan a los guardias echando mano de todos los espíritus que tienen a mano. Al principio parece que tienen ventaja, ya que las meras pistolas de los Guardias no son útiles contra los fantasmas que ambos manejan. Todo cambia cuando de la pasarela del barco bajan tres Marshals de la Muerte y un Pacificador.

Las tornas de la pelea cambian drásticamente con estos refuerzos. Kirai invoca el Ikyrio para tener una oportunidad de sobrevivir al Pacificador pero los Marshals se deshacen fácilmente del resto de entes sobrenaturales. Uno de ellos ve que Bihn es uno de los que controla a los espíritus, avanzando hacia él y atravesándolo con la bayoneta de su pistola. Suchong ve a su hermano morir y carga contra el Marshal que ha acabado con su vida, matándolo al instante en un arrebato de furia y esparciendo por el suelo las Piedras de Alma que el Marshal portaba encima, por puro accidente. Inmediatamente después, los otros Marshals cosen a Suchong a balazos. Solo queda Kirai, casi sin refuerzos a los que recurrir y viéndose rodeada rápidamente. El Ikyrio está ocupado con el Pacificador y ella sola no puede enfrentarse a tantos enemigos en un espacio abierto. De pronto, uno de los Marshals nota que algo lo ha agarrado de la pierna. Bihn, al borde de la muerte, ha visto lo que ha pasado con su hermano. Verle morir de esa manera delante de sus ojos, la forma en que las balas lo han atravesado sin poder hacer nada, lo llena de impotencia, y luego de rabia. La misma rabia con la que Kirai lleva viviendo desde la muerte de Francis. Con la otra mano ha alcanzado un puñado de Piedras de Alma del suelo y un brillo púrpura y blanquecino lo envuelve, rodeándolo de las almas de los que acaban de morir en el puerto y de otras almas que llevan muertas mucho tiempo, absorbiendo su poder en un instante de forma descontrolada. Kirai sabe muy bien lo que está apunto de suceder, de modo que se arroja al mar segundos antes de que Bihn estalle, sobrecargado por el poder de las Piedras de Alma, llevándose consigo al Marshal y a los Guardias que estaban cerca.

Desde la ventana de su despacho, Ao Mak puede ver el incendio que la explosión de Piedras de Alma ha provocado y el caos en la ciudad que le sigue, con filas de bomberos y ciudadanos luchando para que el fuego no se extienda. Una furibunda Kirai entra en la estancia, a lo que Ao Mak se limita a tomarse lo que ha ocurrido como una molestia. Le recuerda a Kirai que tienen un acuerdo entre ellos dos, lo que ha pasado era esperable, son riesgos implícitos en lo que están llevando a cabo. Esa soberbia es cortada de raíz cuando la sala es invadida por una helor y los libros de las estanterías tiemblan, las luces titilan y en el centro del despacho se materializa un espectro cuya silueta reconocen de inmediato: Bihn Nguyen, acompañado de sus esclavos fantasmales, algunos de ellos siendo los que han muerto en el enfrentamiento del puerto. Bihn lanza a sus esclavos a despedazar a Ao Mak, acusándole de haberles enviado a morir, algo que ha descubierto gracias a que uno de los fantasmas es el del Marshal que defendía el barco. El Gremio estaba avisado de que los atacarían. Ao Mak replica que solo seguía órdenes de su maestro y que la culpa de la muerte de Suchong recae sobre Binh, pues fue él quien insistió en que su hermano acudiera. Para salvar el pellejo, ofrece a Bihn el mismo trato que ofreció a Kirai: únete a la Corte de Dos y te devolveremos a tu hermano.

Bihn le "perdona" la vida a Ao Mak, después de consultar con Kirai si esta oferta era aceptable. Sin embargo, no va a ser un mero peón en el juego de la Corte de Dos. Trabajará a su servicio y procurará el ejército de fantasmas que la Corte necesita, pero será él quien sea dueño de los espectros y quien enseñe a otros magos de la Corte cómo convocarlos. Kirai siente cierto orgullo por ver que Bihn, al igual que ella, toma las riendas de su vida, aunque sea en la forma de un muerto viviente. Al final, si son bastante parecidos. Ambos víctimas, ambos poseedores de un talento antinatural, ambos convertidos en asesinos y ambos aferrados a una esperanza de volver a encontrarse con un ser querido.

Para la última entrada del Reglamento de The Other Side, veremos la historia que cierra el libro, titulada Juicio por Combate.

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